Llegó el turno del pare de la cantante de dar su versión de los hechos.
Jamie Spears ha roto su silencio y ha concedido una entrevista un año después de que su hija Britney fuera liberada de su tutela después de 13 años.
Su relación y la forma en que gestionaba el trato dieron pie al movimiento #FreeBritney apoyado por rostros como Madonna, Miley Cyrus y Paris Hilton y a un sinfín de ataques contra un Jamie que calificó la campaña como una “broma” dirigida por “teóricos de la conspiración”. Los millones de fans de la cantante estadounidense cargaban contra su padre acusándole de retenerla en un centro de salud mental contra su voluntad, supuestamente pinchándole el teléfono y controlando toda su vida, incluida su fortuna.
Ahora, Jamie ha sido entrevistado por el Daily Mail por primera vez en más de una década y se ha defendido de los ataques con un mensaje contundente: sin su ayuda, Britney estaría muerta. Según él, establecer la tutela de su hija pese a que era mayor de edad fue una intervención necesaria que salvó a la cantante y también su dañada relación con sus hijos, Preston y Jayden, fruto de su relación con Kevin Federline. Jamie defiende que “no va a pintar un cuadro bonito” de su familia pero insiste en que tomó siempre la decisión correcta, incluso aunque esta afectara a la relación con su hija.
“No todo el mundo va a estar de acuerdo conmigo. Ha sido un infierno, pero quiero a mi hija con toda mi alma. ¿Dónde estaría Britney ahora si esa tutela? No sé si estaría viva. No lo sé. Para protegerla, y también para proteger a los niños, la tutela fue una gran herramienta. Sin ella, no creo que hubiera recuperado a los niños”, explica Jamie.